“VOY A HACER QUE PAGUEN.” Shakira conmocionó al mundo tras revelar que la habían invitado a un evento para promocionar la marca de relojes Patek Philippe.

Pero en la fiesta, fue objeto de burlas crueles e irrazonables, y el comentarista afirmó que “el país que representa ni siquiera aparece en el mapa”. La situación rápidamente derivó más allá de una simple presentación de negocios.
Las bromas sobre su matrimonio y su carrera musical “con el respaldo de alguien” hicieron que Shakira perdiera la compostura. Y justo cuando estaba a punto de estallar, apareció el director ejecutivo.
Lo que dijo a continuación impactó a todos; Shakira se marchó furiosa, y la abrupta respuesta del director ejecutivo la dejó sin palabras.
Shakira llegó al salón privado del Hotel Mandarin Oriental de Ginebra con un vestido negro sencillo y su icónico Patek Philippe Twenty~4 en la muñeca. La marca suiza la había invitado personalmente para ser la nueva embajadora global de su colección femenina de alta relojería.
Todo parecía perfecto: champán Dom Pérignon millésimé, celebridades europeas y un presentador famoso contratado para animar la velada. Sin embargo, la noche tomó un giro inesperado cuando el maestro de ceremonias, un comentarista británico conocido por su humor ácido, tomó el micrófono.
“¡Damas y caballeros, demos la bienvenida a la reina del pop latino… aunque el país que representa ni siquiera aparece en los mapas serios!”, soltó entre risas. El salón estalló en carcajadas incómodas mientras Shakira apretaba la copa con los dedos blancos.
El presentador no se detuvo ahí. “Y claro, todos sabemos que su éxito viene ‘con el respaldo de alguien’, ¿verdad? Primero Piqué, ahora… ¿quién será el próximo que pague las facturas?”, añadió, guiñando el ojo al público. Las risas se volvieron atronadoras.
Shakira sintió cómo la sangre le subía al rostro. Sus ojos se llenán de lágrimas de rabia contenida. Dio un paso hacia el escenario, pero antes de que pudiera hablar, el director ejecutivo de Patek Philippe, Thierry Stern, apareció de la nada y le arrebató el micrófono al presentador.
“Silencio, por favor”, ordenó Stern con voz glacial. El salón se congeló al instante. “Señorita Shakira Isabel Mebarak Ripoll no necesita respaldo de nadie. Ha vendido más de 95 millones de discos con su propio talento”, empezó con tono firme.
“Este reloj que lleva en la muñeca no es un regalo de ningún hombre. Lo compró ella misma en 2008 con el dinero de su primer Grammy. Y hoy, precisamente hoy, iba a anunciarse que será nuestra embajadora mundial”, continuó Stern mirando fijamente al presentador.
“Pero después de escuchar las barbaridades que acaba de decir este señor, he tomado una decisión”, anunció. El silencio era tan denso que se podía escuchar el tic-tac de los Patek expuestos. Shakira lo miraba sin entender.
“Patek Philippe retira inmediatamente la invitación a este evento al señor presentador. Además, donaremos el presupuesto completo de esta campaña, 8 millones de euros, a la Fundación Pies Descalzos de Shakira para escuelas en Colombia”, declaró Stern ante los flashes de los móviles.
Un murmullo de asombro recorrió la sala. El presentador balbuceó algo, pero dos seguridades ya lo escoltaban hacia la salida. Shakira, con lágrimas ahora de emoción, intentó hablar, pero Stern levantó la mano con suavidad.
“Y hay más”, añadió el CEO suizo. “A partir de mañana, lanzaremos una edición limitada: el Patek Philippe ‘Shakira Courage’. Cada reloj vendido destinará 100.000 francos suizos a luchar contra el acoso a mujeres exitosas. Porque usted, señora, representa exactamente lo que esta marca defiende desde 1839: excelencia sin disculpas”.
Shakira se cubrió la boca con las manos, temblando. “No… no sé qué decir”, susurró. Stern se acercó y, ante todos los presentes, se quitó su propio Patek Calatrava de oro rosa y se lo colocó delicadamente en la otra muñeca de la colombiana.
“Entonces no diga nada. Solo prometa que nunca más permitirá que nadie la haga sentir pequeña”, le dijo en voz baja pero audible. Shakira asintió, con las lágrimas cayendo libremente por sus mejillas.
Minutos después, abandonó el salón con la cabeza bien alta, luciendo dos Patek Philippe y la dignidad intacta. Afuera, su equipo ya había filtrado el vídeo del momento. En menos de una hora, #ShakiraCourage era tendencia mundial.
El presentador, cuyo nombre ya nadie recuerda, fue despedido esa misma noche. Las cadenas europeas cancelaron sus contratos. Mientras tanto, la lista de espera para el futuro “Shakira Courage” colapsó el servidor de Patek Philippe en cuestión de minutos.
Al día siguiente, Shakira publicó una sola frase en Instagram acompañada de una foto de sus dos relojes: “Voy a hacer que paguen… pero no con dinero, sino con educación, con respeto y con amor. Gracias Thierry Stern por recordarme quién soy”.
La publicación acumuló 19 millones de likes en 24 horas. Y en Ginebra, Thierry Stern sonrió al leerla mientras colocaba en su muñeca vacía un sencillo reloj de acero que había pertenecido a su abuelo, el fundador.
Porque esa noche, dos leyendas se encontraron: una que nunca se rinde y otra que nunca permitió que el tiempo, ni el dinero, ni la arrogancia mancharan su nombre. Y juntas, hicieron historia.